Celia Arévalo

Soy Celia. La persona detrás de Aura Yoga Studio.

Nací y crecí en Orihuela.

Pequeña, rodeada de huerta, mediterránea y cálida.

Mi abuelo Joaquín me hacía pulseras de cordel.

Empecé a practicar yoga hace nueve años con una esterilla que resbalaba como la mantequilla salada. Años más tarde, me formé de manera oficial en Hatha y Vinyasa Yoga.

Si bien siempre me llamó la parte física, exigente, de la práctica, fue en una relajación, allá por 2016, cuando me empecé a interesar por la meditación y la propia respiración.

Estudié Traducción e Interpretación.

Mi idioma favorito es el alemán, entre sus conceptos intraducibles, el mío es «Augenblick». «Augen»: ojos y «Blick»: mirada. Todo aquello que recoges con la mirada en un parpadeo: un instante.

No creo en las fases lunares, pero sí en lo que te transmite una persona o un lugar.

En su Aura. De ahí, el nombre de este proyecto.

 

No he sabido dibujar bien en la vida (ya voy tarde). La forma en la que corto el queso Gouda y la gestión del tiempo también la puedo mejorar (en ello andamos).

 

Lo que me mueve es la belleza en las rutinas suaves. Si la buscas, puede estar en cualquier parte. A veces, incluso brota una planta entre el asfalto seco. La belleza a veces duele (que se lo digan a Stendhal), pero merece la pena.

 

Escribo. La escritura es mi caja de herramientas. Llevo haciéndolo desde que me recuerdo. Troto hacia las palabras, creo, reconstruyo, rabio, me mezco.

Me considero tozuda, disciplinada y sensible.

La edad nunca ha sido excusa para atreverme. Y cuando dudo me vuelvo a preguntar muchas veces: «¿Qué es lo peor que podría pasar?».

En los 90 llevé el pelo a lo cazo. ¿Y quién no?

Hace un par de años, mi psicóloga afirmó (convencida, segura, categórica, firme): «Celia, la ansiedad es tu amiga». Aunque al oír eso, casi me da un jamacuco, con el tiempo (y con valentía) entendí lo sabio que es el cuerpo.

 

Me gusta Estopa y los memes, el pegamento de esta sociedad.